La sexualidad es un regalo de Dios, una riqueza de nuestra vida. Permite el descubrimiento y el encuentro del otro, diferente y complementario. Afecta lo más profundo de nuestra intimidad. Tiene que ver con la vida misma. Enriquece el amor. Nos importa a todos.
Un día, el cuerpo se transforma. Es la pubertad. El tiempo de las grandes transformaciones. Sientes inquietudes. Las relaciones con los demás parecen complicadas.¡No te preocupes! Todos hemos pasado por esos momentos difíciles.
Empiezas a descubrir la realidad de la vida adulta, con sus alegrías y sufrimientos. Todo es aprendizaje.
Al crearnos, Dios ha previsto todo para que el hombre y la mujer, al unirse, puedan dar vida. El milagro extraordinario de una nueva vida humana ocurre ordinariamente en el transcurso de un acto de amor entre una mujer y un hombre que se aman.
El ser humano está hecho para amar.
La sexualidad está grabada en el centro de la naturaleza humana. El amor entre el hombre y la mujer es la imagen del amor de Dios. Y el matrimonio es una forma privilegiada de vivir el amor, que contribuye a dar la vida. Para los católicos, el matrimonio es un sacramento que une a los dos esposos para toda la vida.
Quien vive la sexualidad como una entrega se da, en fidelidad, y no tiene por qué temer. Una relación afectiva estable permite una vida sexual satisfactoria y sin riesgo.
Un día, el cuerpo se transforma. Es la pubertad. El tiempo de las grandes transformaciones. Sientes inquietudes. Las relaciones con los demás parecen complicadas.¡No te preocupes! Todos hemos pasado por esos momentos difíciles.
Empiezas a descubrir la realidad de la vida adulta, con sus alegrías y sufrimientos. Todo es aprendizaje.
Al crearnos, Dios ha previsto todo para que el hombre y la mujer, al unirse, puedan dar vida. El milagro extraordinario de una nueva vida humana ocurre ordinariamente en el transcurso de un acto de amor entre una mujer y un hombre que se aman.
El ser humano está hecho para amar.
La sexualidad está grabada en el centro de la naturaleza humana. El amor entre el hombre y la mujer es la imagen del amor de Dios. Y el matrimonio es una forma privilegiada de vivir el amor, que contribuye a dar la vida. Para los católicos, el matrimonio es un sacramento que une a los dos esposos para toda la vida.
Quien vive la sexualidad como una entrega se da, en fidelidad, y no tiene por qué temer. Una relación afectiva estable permite una vida sexual satisfactoria y sin riesgo.
Fuente: Agenda Joven 2009. Editorial Buena Prensa, A.C.
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